En la Tierra somos fugazmente grandiosos (2020). La atestación de un monstruo en una carta extraviada.


Ocean Voung en En la Tierra somos fugazmente grandiosos confecciona un palimpsesto a partir de retales y retazos de su vida que nunca llegará a ser leído por la destinataria, su madre, en un intento de aproximación y redención. En él, el autor deforma el lenguaje, lo cuestiona, lleva a los límites para desbocarlo, acusarlo y así crear una lengua y alfabeto propios, entre el abismo del vietnamita y el inglés, cercanos a la perversión del verso en prosa. ¿Proporciona realmente el lenguaje conocido y manejable las herramientas para conocer los contextos y comprender los entornos?
“¿Y si la lengua materna está atrofiada? ¿Y si la lengua no es solo el símbolo de un vacío sino el vacío en sí mismo? ¿Y si la lengua está amputada? […] Nuestra lengua materna es huérfana, una cápsula del tiempo. Es hablar en guerra.”.
Voung voltea el género epistolar, entendiéndolo como transferencia de sí mismo al papel, es decir, a la memoria, para convertirlo en diario y vertedero de sus inquietudes, miserias y recuerdos y se sirve de él para iniciarse en un proceso de autoconocimiento en el que se verá obligado a herirse para regenerarse, enfrentarse a su reflejo para así hacerse visible y legible antes de ser borrado. La consolidación de su propia identidad y la afirmación del ser como cuestión y no como elección.
En dicho proceso, de cierta disección del corazón y periferias de los Estados Unidos, se descubrirá cuerpo malherido, emigrado, exiliado. Se hallará enamorado, descubierto y cazado por la presa blanca. Embelesado, sufrido y llorado por el pasado de una guerra que se mete dentro de los cuerpos y siempre asoma, hasta casi definirlos, en ese otro país que no terminar por absolver la condena. “La memoria de las integrantes caídas de las familias caídas en el invierno inicial se entretejía en sus genes. ¿Cuándo acaba una guerra?”
El testimonio de un mensajero semidivino que atravesado, y ha sido atravesado, por la catástrofe.
La atestación de un monstruo en una carta extraviada.

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